La revolución digital ha aumentado la disponibilidad de datos, el grado de conectividad y la velocidad a la que se toman las decisiones. Esto ofrece una promesa de transformación, pero también conlleva la posibilidad de fallas a gran escala, así como violaciones de la seguridad; y todo esto junto con una rápida cascada de consecuencias.
La consultora Forbes nos dice que la agilidad trascendió el ámbito del software, llegó a todas las áreas de negocios y escaló a nivel ejecutivo.
La consultora McKinsey nos dice que los shocks externos y la incertidumbre son la nueva normalidad para las empresas, por lo que debemos enfocarnos en la salud organizacional, la cual consiste en la forma en que se dirige la organización para alcanzar eficazmente sus objetivos de desempeño.
La consultora Deloitte nos dice que debemos enfrentar la incertidumbre con una razón de ser y forjar una estrategia redefinida para la resiliencia. Esto implica considerar el liderazgo, oportunidades de innovación, flexibilidad en y de personas y de las estructuras organizacionales, así como que cada nivel de resiliencia ejerce influencia sobre el siguiente, también desde una perspectiva de desempeño de la inversión.
ITIL® 4 nos dice que Lean, Agile, resiliencia y continuo son características predominantes de los enfoques habituales de TI de alta velocidad -el enfoque de la agilidad.
Veremos en este artículo que en la actualidad es indispensable alejarse de las estrategias estáticas y tradicionales si se quiere mejorar la competitividad en los contextos de cambios, como el nuevo paradigma organizaciones como organismos vivos. De hecho, la agilidad y la resiliencia son temas de diseño.
En mi artículo publicado en LinkedIn hablamos un poco más al respecto.
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